A veces parezco un terremoto y sé que vuelvo loco a cualquiera, pero ¡cuidado!, antes de colocarme la etiqueta de “hiperactivo”, debo conocer bien el término por que quizás yo sólo sea un poco inquieto….
Como la hiperactividad es cosa seria, antes de etiquetar comencemos primero por definir. El término en estudio no es más que la denominación que se le da a una conducta infantil persistente, cuyos rasgos más específicos son la inquietud y la falta de atención excesiva.
A este trastorno también se le atañe un significativo desequilibrio de la afectividad que suele aparecer en el periodo de la primera infancia, entre los dos y seis años de edad.
Para determinar si estamos ante un niño con problemas de hiperactividad lo primero que hay que hacer es analizar las conductas presentadas por el infante.
Éstos se caracterizan por tener una exagerada expresividad de las emociones, por ejemplo:
• Exceso de ira que repentinamente se transforman en caricias.
• Actos de indisciplina seguidos de un arrepentimiento casi inmediato.
• Falta de atención.
• Problemas de conducta y de relación.
• Inmadurez
• Dificultad en el aprendizaje
Luego de presenciar estos síntomas en el niño se debe procurar la realización de un examen pediátrico- neurológico, para una vez diagnosticado se proceda al sencillo y fácil tratamiento, el cual consiste en la práctica de terapias individualizadas, apoyo psicoterapéutico para los padres, brindar orientaciones especificas al colegio, con una serie de actividades programadas para el manejo adecuado del niño hiperactivo, también suministrar medicinas estimulantes, recetadas por los especialistas.
Autor (a):
Naileth Rodríguez
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