1- En primer lugar vivir la situación del niño con tranquilidad, sin mostrar (al menos delante de él) preocupación o angustia. Recordemos que el modelado, es decir, los comportamientos que el niño observa de los padres son los patrones que interioriza. Padres excesivamente preocupados pueden ser un mal modelo y aumentar la tensión.
2- No forcemos al niño a efectuar aquellas conductas que teme. Hay que trazar un plan de forma que podemos crear aproximaciones sucesivas. Por ejemplo, un niño que teme a la oscuridad, no podemos pretender que lo supere inmediatamente por mucho que se lo razonemos.
Algunas técnicas psicológicas utilizan la llamada escenificación emotiva en donde las diversas aproximaciones del niño al objeto o situación temida van acompañadas de instrucciones previas en el que ha de adoptar el papel de ayudante o colaborador de algún héroe de ficción de su elección. El niño se imagina que está ayudando a su héroe favorito en la consecución de alguna misión. No obstante estas técnicas deben ser aplicadas y controladas por un profesional, ya que forman parte de lo que se conoce como desensibilización sistemática. Se trata del tratamiento psicológico más utilizado en trastornos de miedos, fobias y ansiedad.
Autor (a):
Chris Borges
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